Muchas personas, porque creen en la relación entre la salud de la piel y la alimentación, incluyen zanahorias y remolachas con las comidas para mejorar su piel y dar un impulso al bronceado. También hay quienes ponen más frijoles en el plato para prevenir infecciones como el herpes. Pero, ¿están realmente indicadas estas prácticas?
5 mitos y verdades sobre la piel y la alimentación en verano
Consultamos a la doctora nutricionista Paula Vasconcelos, del Espaço Volpi, en São Paulo, para descubrir mitos y verdades sobre la piel y la alimentación en verano.
1. Comer zanahorias ayuda a broncearse
Verdad. Esta verdura, como la naranja, la remolacha, la calabaza y la papaya, es rica en betacaroteno. En el cuerpo, este nutriente se transforma en vitamina A, que es en gran parte responsable de la producción de melanina, el pigmento colorante de la piel. Es por eso que estos alimentos contribuyen a un bronceado más bello y duradero. Notará el cambio en el bronce más claramente después de 10 a 12 semanas de consumo constante de ingredientes fuente de betacaroteno.
2. El tomate protege la piel de los rayos solares
Verdad. Una verdad más cuando hablamos de piel y alimentación en verano. Los tomates y otros alimentos rojos son ricos en licopeno, un antioxidante que no daña la piel. Al combatir los radicales libres, previene el envejecimiento provocado por la exposición al sol. Pero recuerde: agregar más tomates a su ensalada no excluye la necesidad de usar protector solar, que es esencial para mantener su piel sana y protegida.
3. Solo tomar el sol para que el cuerpo produzca vitamina D
Mito. «Si usa protector solar, no habrá producción de este importante nutriente, que depende del sol para activarse en el cuerpo», advierte Paula. Es cierto que la vitamina D está presente en alimentos como el salmón, el atún, la leche y los huevos. Pero la cantidad que contienen no es suficiente para prevenir problemas como la osteoporosis, la depresión, el cáncer y la diabetes.
Por tanto, para producir suficiente vitamina D es necesario garantizar la exposición al sol durante unos 15 minutos al día, sin aplicar protector solar. El mejor momento es entre las 10 am y las 4:30 pm, cuando los rayos del sol son más fuertes. Pero evite hacerlo entre el mediodía y las 3 de la tarde, período en el que el riesgo de agredir la piel es mucho mayor ”, orienta la doctora.
4. Los porotos y las lentejas previenen el herpes
Verdad. Estas legumbres son ricas en lisina, un aminoácido importante para fortalecer el sistema inmunológico y que también está presente en carnes magras, quesos y huevos. Sin embargo, incluso si ingiere estos elementos con frecuencia, es bueno evitar la radiación ultravioleta, ya que estimula la aparición de la lesión al disminuir la inmunidad de la piel. Usar un protector solar para labios también es una buena opción.
5. El agua de coco reemplaza al agua convencional para la hidratación.
Verdad. El agua de coco hidrata la piel y el cabello, además de ser rica en vitamina A y minerales como cobre, zinc, hierro, fósforo y potasio. No es de extrañar, se considera un isotónico natural para reemplazar los electrolitos perdidos con el sudor, por ejemplo.
Pero si está a dieta, no es una buena idea reemplazar completamente el agua natural. Es que 1 coco con 400 ml de agua tiene unas 90 calorías. Entonces, si tomas 2 litros de agua de coco (recomendación diaria de ingesta de agua) estarás consumiendo 450 calorías más en la dieta. Lo ideal, por tanto, es mezclar: beber 1 litro del líquido de coco y otro litro de agua corriente. Si es posible, prefiera siempre el agua de coco natural al agua de caja, que contiene más azúcar.
«Si haces actividad física y necesitas más energía en tu vida diaria, es interesante combinar agua de coco con alguna fruta, para garantizar una fuente de carbohidratos», recomienda Paula Vasconcelos.
Conclusión
Existe una relación entre la salud de la piel y la alimentación, especialmente en verano. Hay alimentos que protegen la piel y otros que ayudan a la hora de broncearse. Pero, por supuesto, siempre vale la pena el cuidado y la consideración a la hora de exponerse al sol.